Nuestros espacios
El 'espacio' vital
Una de las cuestiones que debemos procurar cuidar durante el proceso de envejecimiento es que el denominado “espacio vital” sea de ámbito compartido y plural o espacios más íntimos exista y que sea congruente para las necesidades de la persona.
Contar con espacios abiertos adaptados y libres de obstáculos, como puedan ser exteriores ajardinados o patios con zonas seguras de paseo, es muy importante, vital. La salida exterior y paseo siempre es revitalizante y la estructura del centro contempla que sea lo más accesible y próxima posible a los usuarios.
Los espacios interiores deben ser fácilmente comunicables y accesibles, pero también deben comprender la protección de la intimidad de las personas residentes y que su estancia o socialización entre ellos esté libre de la indiscreción de personas o miradas ajenas al núcleo convivencial con el que comparte su día a día. Es “su” casa. Es un derecho para ellos y una obligación para todos los demás respetar este principio no invasivo. En conjunto se trata de buscar siempre equilibrios y ante la duda pensar en favorecer y proteger la intimidad y el bienestar personal de la persona residente.
A nivel habitacional el estándar son habitaciones dobles compartidas. También existen habitaciones individuales para cubrir, siempre que sea posible, necesidades puntuales o específicas. Hay un gran debate en cuanto a la tipología de habitaciones, pero la experiencia nos dice que cada opción tiene sus ventajes e inconvenientes. Lo importante no es tanto la modalidad sino saber o poder contemplar como cubrir mejor las necesidades globales o puntuales que puedan presentarse. A pesar de las opiniones que “a priori” podamos tener, la simple observación nos dice como principio que no es buena la soledad pero tampoco el tumulto y que si es bueno primar los espacios comunes. Nuestra experiencia nos dice que las personas compañeras de habitación establecen vínculos de soporte y acompañamiento muy interesantes para ellas.
Con relación a los baños adaptados la realidad también nos dice que lejos del concepto hotelero, cuando las personas tenemos grandes dependencias y perdidas de la capacidad de desplazamiento o autonomía, movilidad y dobles incontinencias (la mayoría de los ingresos son de esta línea o llegaran a ella), lo esencial es que el personal disponga también de baños adaptados estratégicamente distribuidos donde se puedan desarrollar sus cuidados o atenciones adecuadamente. En estos perfiles en los que no hay autonomía del autocuidado, el pragmatismo prima sobre otras cuestiones más subjetivas.
También hay que tener en cuenta que los aseos son una zona de riesgo de accidentes muy frecuentes y que su ubicación estratégica nos ha servido para disminuir muchísimo los accidentes que en ellos se producen.
En Centre Geriàtric Sant Pere hemos desarrollado los espacios con una distribución estratégica que contempla estas inevitables realidades asistenciales gerontológicas más allá de la concepción utópica u hotelera.