Las unidades de convivencia (U.C.) es una forma de atención a las personas mayores en espacios concretos y reconocibles que nos acerquen y aproximen a la sensación de “hogar”.
Este modelo -sin saberlo en aquel entonces- lo empezamos a poner en marcha en S. Pere hace más de 40 años. Decidimos que aquel edificio de tres plantas debía tener tres espacios de convivencia, uno en cada una de ellas. Esta decisión considerada entonces “rara” es hoy nuclear en las unidades de convivencia más modernas: tener su propio espacio-salón. Recordemos que las residencias tendían a imitar más un establecimiento hotelero con los salones en la planta baja y las habitaciones en los pisos superiores.
La U.C. es un espacio diferenciado -al tiempo que abierto y comunicado - en el que se pretende facilitar una convivencia central que prime las conexiones sociales y relaciones personales entre sus componentes favoreciéndolo mediante grupos reducidos y flexibles. En nuestro caso cinco unidades de 12 personas y otra de 12 + 8 por acomodación estructural del edificio.
Hay diferentes claves en la composición de estas U.C. pero uno de sus puntos fuertes por su beneficio al conjunto es que sus componentes tengan perfiles similares, con lo que se generan entornos grupales también similares en sus necesidades y planificaciones (intereses comunes, capacidades físicas, social, cognitivo,..)
Este el modelo que se ha desarrollado mucho en los países nórdicos también persigue que la planificación de los cuidados y el día a día de la persona residente se ajuste más a sus entornos y necesidades personales, a su autonomía cambiante, a su forma de socialización y todo ello a través de la convivencia en grupos más reducidos de personas
similares. También sus familiares o allegados pueden organizar sus visitas de forma también relajada en espacios más pequeños y no en salones grandes y comunitarios.
Un objetivo troncal importante de ellas es dar la atención necesaria contando y acompañando el obvio proceso de envejecimiento desde la búsqueda del equilibrio entre su binomio dependencia/independencia a todos los niveles: social, físico, cognitivo, etc,…
Las personas cambiamos siempre, es inevitable, y hay momentos en que necesitamos ajustarnos para esas nuevas situaciones personales. Igual pasa una vez estamos en la residencia: seguimos cambiando y hay que adaptar los consejos, intervenciones y las políticas internas para abordar los diferentes aspectos de sus cuidados y de su conexión social, especialmente en los grupos de mayor riesgo. En este sentido, a través de las U.C., se facilita la adaptación y acompañamiento a esas necesidades cambiantes ya que éstas pueden organizarse con componentes de capacidades similares para que de este modo sus actividades sean también similares.
Estructuralmente, tres de las U.C. son idénticas y las otras muy similares entre sí, esto facilita mucho las cuestiones adaptativas internas cuando son necesarias. Por ejemplo, la misma actividad programada para unas capacidades cognitivas
homogéneas puede ser un potencial positivo, pero esa misma actividad en otras personas con otras capacidades puede resultar estresante y negativa por la incapacidad de realizarla, gestionarla o comprenderla. De ahí la importancia de la composición de los grupos.